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Capítulo 199
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Capítulo 199

“Bueno, gracias profesor.”

Amelia le agradeció con una voz suave y cálida.

El ligero sonido de su voz llegó a los oidos de Dorian, quien detuvo por un instante el pulgar que presionaba la pantalla del celular antes de seguir revisando sus correos como si nada hubiera pasado.

Ella no se percató de él y siguió a Rubén hacia el interior de la casa, extendiendo el regalo que traía en la mano.

“Profe, les traje unos regalitos a usted y a su esposa.”

“Con que vengas es suficiente, ¿para qué traes regalos? No tenías que molestarte.”

Rubén reprendió con una sonrisa mientras tomaba los obsequios de Amelia y la invitaba a entrar

Al entrar a la sala, Amelia noto a Dorian sentado en el sofá y no pudo evitar detenerse por un instante

Rubén asumió que ella se sorprendió al ver a un desconocido y explicó con una sonrisa: “Hoy tenemos visita en casa, justo estaba por presentarlos.

Rubén se acerco a ellos.

“Él es el actual presidente del Grupo Esencia, el señor Dorian Ferrer” Rubén lo señaló mientras lo presentaba, luego se volvió hacia el diciendo, “Ella es Amelia, una exalumna mía, que acaba de graduarse del Instituto Federal de Tecnologia de Zürich.

Dorian le echo un vistazo y con una ligera sonrisa dijo: “Buenas tardes.”

Amelia, un poco titubeante, también esbozó una sonrisa: “Buenas tardes.”

“No hace falta que sean tan formales entre ustedes.” Rubén los animó con una risa. “Charlen un rato, yo voy a ver si Ofelia ya terminó lo que estaba haciendo.

Dicho eso, se media vuelta para dirigirse a la cocina, dejando a los jóvenes solos.

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En el ampsalón, aparte de la pequeña nieta de Rubén que se balanceaba sola en su caballito, solo quedaban Amelia y Dorian.

Dorian ya se había acomodado nuevamente en el sofá y tomó un periódico del estante cercano para leerlo, con un semblante sereno y concentrado, sin prestarle atención a Amelia.

Ella se sentó en el otro extremo del sofá, observando a la niña que jugaba sola.

En el largo sofá, las dos personas se mantenían en sus respectivos espacios, sin interactuar.

La niña que jugaba sola les echó una mirada y viendo que Amelia la miraba en silencio, sintió curiosidad. Se detuvo y se deslizó lentamente del caballito, corriendo hacia Amelia pero sin atreverse a acercarse demasiado, solo se quedo de pie frente a ella, mirándola tímidamente.

Amelia sonrió y le extendió los brazos: “Matilde, ven a abrazarme.”

La pequeña miró a Amelia con timidez, luego se acurruco lentamente en sus brazos.

Amelia la acomodó en su regazo y tomó un libro de dibujos que estaba a un lado para hojearlo juntas.

Después de un breve momento de vergüenza, la niña se fue soltando y empezó a hablar animadamente con Amelia sobre las historias del libro, volviendo su cabeza de vez en cuando para buscar su aprobación con ojitos llenos de expectación.

Amelia acariciaba su cabecita y escuchaba atentamente sus explicaciones, elogiandola de vez en cuando, lo que hacia que la pequeña se emocionara aún más.

Doran les echó un vistazo y por un momento pareció sorprendido

Al sentir su mirada, Amelia giró la cabeza confundida y sus miradas se encontraron inesperadamente, captando la expresión de sorpresa en su rostro.

Capitulo 199

La sonrisa en los labios de Amelia se tensó ligeramente y sus brazos alrededor de la niña se aflojaron un poco.

Dorian volvió en si, desviando la mirada y volviendo a concentrarse en el periódico.

Rubén, que salía a servir la comida, los miró con confusión, frunciendo el ceño sin entender la distancia que había entre ellos..

Rubén no pudo evitar darle un codazo a su esposa Ofelia, quien acababa de servir la comida: “¿Qué pasa con estos jóvenes que parecen tan distantes?”

Ofelia tampoco pudo evitar echar un vistazo hacia la sala donde estaban ellos: “Quizá no se conocen bien y no encuentran de qué hablar.”

“Son jóvenes, ¿no pueden simplemente charlar de cualquier cosa?”

La preocupación se reflejaba en el ceño fruncido del profesor.

Ofelia, por su parte, no veía el problema: “Ya se llevarán bien con el tiempo.”

Luego, llamó a todos a la mesa: “Vengan a comer!”

Tras la invitación, regreso a la cocina a seguir con los platos.

Dorian dejó el periódico y se levantó para ayudar.

La pequeña que Amelia tenia en brazos ya se había deslizado hacia la mesa.

Ella también entró a la cocina a echar una mano.

Casi al mismo tiempo, ambos levantaron los platos de la mesa y los llevaron al comedor.

Sin evitarlo, se acercaron demasiado y al poner los platos, los dedos de Amelia rozaron sin querer el dorso de la mano

de Dorian.

Ella retiró la mano como si hubiera tocado algo caliente.

“Lo siento.”

Se disculpó en voz baja.

Dorian, con la mirada baja y pensativo, no respondió.

Rubén, observando la extraña tensión entre ellos, pensó que era simplemente timidez de Amelia por no saber cómo interactuar con el S**o opuesto y los invitó a sentarse con una sonrisa.

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Incluso los habia sentado juntos.

Durante la cena, Rubén empezó a contar algunas anécdotas de la época de estudiante de Amelia y luego dirigió el tema hacia asuntos personales.

“Meli, ¿ya tienes novio?”

Preguntó de improviso.

Ella, algo avergonzada, sonrió y negó con la cabeza: “No.”

“¿Y hay alguien que te guste?”

Rubén siguió interrogando..

Dorian, que estaba comiendo, se detuvo y giró la cabeza hacia ella.

Amelia, cada vez más incómoda, negó levemente hacia Rubén: “No”

Rubén sonrió: “¿Pues qué mejor? Ambos están solteros y sin compromisos, de edades similares, ¿por qué no intentan conocerse mejor?”

Amelia dijo. “No hace falta.”

Donan dijo. No hace falta.”

Amos rechazaron la idea al mismo tiempo, sorprendiendo a Rubén con su sincronia.

Caputo 199

El profesor los miró confundido, sin entender la negativa.

Ellos no se miraron entre sí, solo continuaron comiendo tranquilamente.

Viendo la mirada Interrogante de Rubén, Amella sonrió con nerviosismo: “No estoy buscando novio por ahora.”

La curiosidad de Rubén se trasladó hacia Dorlan,

Él lo miró con serenidad: “La Srta. Amelia y yo no somos compatibles.”

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